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domingo, 8 de abril de 2018

Escudo de monseñor Heriberto Bodeant

Durante la Cuaresma, dedicamos los días viernes a escudos episcopales de obispos de los países del antiguo Virreinato del Río de la Plata. Ahora, en el Tiempo Pascual, haremos lo propio cada domingo hasta Pentecostés.

Comenzamos esta serie con el escudo de un obispo uruguayo. Heriberto Andrés Bodeant Fernández  nació en  Young, Departamento de Río Negro, en el Uruguay, en 1955. En 1986 fue ordenado sacerdote para la Diócesis de Salto.  En 2003 fue designado Obispo Auxiliar de Salto y recibió la ordenación episcopal el 27 de setiembre de ese año. En 2009 fue trasladado como Obispo de Melo.



Transcribimos en forma textual la descripción y explicación del escudo episcopal, tal como aparece en el sitio oficial de la Conferencia Episcopal del Uruguay, intercalando imágenes de la bandera y los escudos aludidos en el texto:

"Ornamentos: El sombrero forrado de sinople (color verde), con los cordones de idéntico color, con seis borlas a cada lado, terminando en tres, indica que se trata del escudo de un obispo.

Forma: la forma del escudo es la característica del escudo francés, y alude al origen de la familia Bodeant (Beaudean, de la región del Béarn, Pirineos Franceses).

Figuras: las figuras colocadas en cada uno de los cuarteles (divisiones) del escudo, están tomadas de los escudos o banderas de los cuatro departamentos que forman la diócesis.

La flor del mburucuyá o pasionaria: de la bandera del departamento de Paysandú. Su simbolismo refiere a la pasión del Señor, pues la imaginación popular ha visto: la corona de espinas, en los verticilos que forman la corona de la flor; los tres clavos con que Jesús fue fijado en la cruz, en los tres estilos del gineceo; las cinco llagas que laceraron su cuerpo, en los cinco estambres; las cuerdas con que lo aprisionaron, en los zarcillos y su sangre en las semillas rojizas del fruto. “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24). Sus propiedades medicinales hacen también alusión a los sacramentos de curación (Reconciliación y Unción de los Enfermos).


El tero: del escudo del departamento de Artigas. Es símbolo de la vigilancia. “Cuiden de ustedes y de toda la grey, en medio de la cual los ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo” (Hch 20,28).

La espiga de trigo, del escudo departamental de Río Negro, suelo natal del obispo, hace presente la Eucaristía. “En verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12,24).


Salto Grande: del escudo del departamento de Salto. Hace presente el agua del bautismo, y al río Uruguay, que da nombre al país, baña los cuatro departamentos de la diócesis, y vincula a la diócesis y al país con la región de las antiguas Misiones Jesuíticas. “Jesús puesto en pie, gritó: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí’, como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él” (Jn 7,37-39).


Sagrado Corazón de Jesús: en el escusón (pequeño escudo, superpuesto en el centro) está el Sagrado Corazón de Jesús, con su llama de amor vivo, la corona de espinas y la marca de la lanza del soldado. El corazón, en el lenguaje bíblico es el centro de la persona. Ubicado en el centro del escudo, y superpuesto a las demás figuras, el corazón de Jesús reitera su llamado a los hombres y mujeres de toda la diócesis: “Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11,30). Al Sagrado Corazón están dedicadas la parroquia de Young, lugar de nacimiento del obispo, y una de las parroquias de Paysandú, en la cual era párroco en el momento de su designación.


Lema: El lema “Nada es imposible para Dios” (Lucas 1,37) está tomado del pasaje de la Anunciación. Son las palabras que el ángel Gabriel dirige a María, para animarla a confiar en Dios y ponerse al servicio de su proyecto de Salvación como madre de su hijo Jesús.


Por detrás del escudo asoma la cruz, rematada en forma de báculo".

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